Autores: David E. Merino Téllez y María Luisa A. Pino Peñaloza.
Desde que el hombre existe, éste siempre ha buscado la forma de progresar y de generar una mejor calidad de vida para él y su comunidad; si acudimos a la definición de derecho que propone el Doctor Luis Villoro Toranzo menciona que es “un sistema racional de normas sociales de conducta, declaradas obligatorias por la autoridad, por considerarlas soluciones justas a los problemas surgidos de la realidad histórica”[1], podremos observar que en ese desarrollo del ser humano por estar cada vez mejor, el derecho lo ha acompañado con el paso del tiempo.
En este mismo sentido, figuras como el Marketing Digital y los Intangibles se han hecho presentes en la Prevención de Lavado de Dinero, por lo que su observación y estudio se hace imprescindible para su concatenación al desarrollo de la economía, en su transformación y evolución digital, así como su desarrollo principalmente en plataformas digitales.
En los últimos años, el auge tecnológico en las plataformas presentes en Internet, han pasado formar parte de la cotidianidad y el desarrollo humano. Esto es observable en el uso cada día de más aplicaciones digitales que suplen necesidades o acciones que anteriormente se realizaban con mayor esfuerzo. Entre ellas se puede mencionar el llamar un taxi, pagar una deuda, contratar un servicio, gestionar una actividad, adquirir un producto, etc.
Hemos visto igualmente, cómo la Ley Fintech desde su aprobación y publicación el 8 de marzo de 2018, ha tenido como principal objetivo el emitir regulaciones a empresas relacionadas con la tecnología financiera en materias como criptomonedas o activos virtuales, nuevos modelos, financiamiento o fondeo colectivo, plataformas de pago, entre otras, lo que permite a su vez regularizar a la industria, y prevenir que sea utilizada para la comisión de delitos como el lavado de dinero.
Como ejemplo donde se puede apreciar uno de los cambios que actualmente existe con interés en la materia Fintech, es el de la banca móvil y su adaptación a plataformas digitales, nombrando principalmente los pagos electrónicos con móviles, los cuales se han manifestado de distintas maneras:
Una Billetera Móvil: esto permite que un “smartphone” funcione para todos los efectos bancarios como una billetera móvil, que permite pagar por bienes y servicios y depositar dinero, lo que hace que el uso dinero en efectivo sea menor, hasta el uso de los cajeros automáticos.
En este sentido se han establecido 2 modelos:
Uno donde la cuenta del móvil se encuentra asociada a una cuenta bancaria, tarjeta de crédito o alguna plataforma de pagos; y
Otro donde la cuenta móvil se encuentra asociada a la de un operador móvil.
ATM Virtual: Hace posible que desde cualquier lugar se pueda cambiar dinero, teniendo como ejemplo el pagar por un servicio más una cantidad extra que se quiera recibir en efectivo.
Pagos sin Contacto: aplicaciones que permiten a algunos “smartphones” realizar un pago sólo acercándose a un dispositivo especial.
Prepago Móvil: Para los que no cuentan con planes o cuentas bancarias, todavía existe la posibilidad de móviles con montos pre pagados para compras electrónicas.
Se hace presente en los elementos anteriormente mencionados, como los pagos móviles para efectos de este ejemplo, elimina uno de los elementos principales del lavado de dinero: el efectivo.
Lo anterior nos hace pensar que en el futuro los criminales ya no demandarán efectivo por sus servicios (inclusive ya sucede con las criptomonedas o activos virtuales), sino un pago digital vía un mensaje de texto o un envío de código, por ejemplo. Con esto desaparece uno de los elementos clásicos conocidos en el lavado de dinero: varios depósitos o dispersiones de pequeñas cantidades de efectivo, incluso, al tener el dinero en formato digital, perfectamente podría ser enviado a través del país, del mundo o cuentas bancarias no reguladas, dificultando aún más la tarea de rastrear ese dinero y determinar que proviene de una fuente fraudulenta, así como el beneficiario final.
La economía mundial hoy se piensa en digital, supone retos y mayores avances. Esto toma mayor fuerza al darnos cuenta de que el ecosistema entre dispositivos, redes, plataformas y aplicaciones son factores imprescindibles para el crecimiento económico y la competitividad de empresas y organizaciones.
Podemos mencionar, el crecimiento imponente que ha tenido el marketing digital, ideas y emprendimientos que pasaron de ser sólo ideas a grandes estructuras sólidas dentro de los medios electrónicos; este sería el caso de redes sociales como Facebook o Instagram cuyo crecimiento pasó de ser tradicional a extraordinario, adaptarse a las tendencias de los más jóvenes es algo que han conseguido, y la estrategia para muchas empresas y negocios pasa por estar presentes en estos canales y ofrecer contenidos que atraigan usuarios y potenciales clientes.
Otro crecimiento interesante es el formato de vídeo, donde se ha reducido el tiempo de interacción y longitud para primar la calidad del contenido. No hay que olvidar la revolución del Big data (datos masivos, inteligencia de datos, datos a gran escala). El análisis de todo tipo de datos es algo que se sigue y se seguirá implementando.
Ciertamente este año, se ha incrementado el ahorro de costos en distintas compañías gracias a la tendencia de los “chatbots”, sistemas que gracias a la inteligencia artificial mejoran los tiempos, respuestas y actuaciones referidas en su mayoría a la atención al cliente.
En el caso de los intangibles, debemos apreciar lo que contemplan las Normas de Información Financiera (NIF), en las cuales podemos encontrar definiciones, nociones y aspectos interesantes a tener cuenta, específicamente la C-8 que trata de activos intangibles y que señala a los mismos como:
“Aquellos activos no monetarios identificables, sin sustancia física, que generarán beneficios económicos futuros controlados por la entidad. Existen dos características principales de los activos intangibles:
Representan costos que se incurren o derechos o privilegios que se adquieren, con la intención de que aporten beneficios económicos específicos a las operaciones de la entidad durante periodos que se extienden más allá de aquél en que fueron incurridos o adquiridos. Los beneficios que aportan son en el sentido de permitir que esas operaciones reduzcan costos o aumenten los ingresos futuros; y
Los beneficios futuros que la entidad espera obtener se encuentran frecuentemente representados, en el presente, en forma intangible mediante un bien de naturaleza incorpórea, es decir, que no tiene una estructura material ni aportan una contribución física a la producción u operación de la entidad. El hecho de que carezcan de características físicas no impide que se les pueda considerar como activos válidos, ya que su característica de activos se las da su significado económico, más que su existencia material específica.”[1]
Asimismo, los elementos distintivos en la definición de un activo intangible, ya sea generado internamente o adquirido son:
Que debe ser identificable,
debe carecer de sustancia física,
debe proporcionar beneficios económicos futuros fundadamente esperados, y
debe tenerse control sobre dichos beneficios.
Un activo intangible debe cumplir con todos los elementos de la definición señalados en el párrafo anterior, de otra manera la erogación efectuada debe considerarse como un gasto conforme se devenga.[1]
En este contexto, uno de los efectos que le ha sido cuestionado al fenómeno de la globalización económica y la propia economía digital que mencionamos al inicio, es que de forma simultánea a las actividades lícitas vinculadas a los procesos productivos internacionales, a los avances tecnológicos y al desarrollo digital de la sociedad, se propician las condiciones para el crecimiento y la consolidación de organizaciones criminales dedicadas a actividades como el tráfico de drogas, el comercio ilegal de armas, la inmigración clandestina, la pornografía infantil y los fraudes financieros, entre otros ilícitos, entre los que destacan aquellos que surgen como resultado de la misma revolución tecnológica.
Así, para que estas redes puedan utilizar sin levantar sospechas las enormes cantidades de dinero generadas por esas actividades ilegales, tienen que distanciar el dinero de su origen a través de un proceso conocido comúnmente como lavado de dinero, de capitales o blanqueo de activos, el cual es un mecanismo mediante el que se encubre el origen de fondos de procedencia ilícita.
El incremento de estas prácticas a nivel internacional permite a las grandes organizaciones criminales contar con capitales multimillonarios para mantener y ampliar sus operaciones.
El lavado de dinero es uno de los delitos más graves de la criminalidad organizada contemporánea. Su evolución en el derecho internacional y en los marcos legales de los Estados, demuestra con suficiencia que se trata de una práctica que ha marcado sus propias tendencias en la sociedad actual, expandiendo sus consecuencias no sólo al plano físico, sino al tecnológico.[2]
En esas condiciones, las actividades ligadas al lavado de dinero representan riesgos en diversos aspectos, además de las obvias lesiones a la sociedad y su imponente desarrollo, esta actividad puede afectar el sistema económico en la medida en que debilita la integridad de los mercados financieros, pudiendo generar el riesgo de disminuir el control de la política económica, contribuyendo a introducir distorsiones e inestabilidad en los mercados, propiciando la pérdida de ingresos fiscales y representando un riesgo para las instituciones financieras y la economía en su conjunto.
Por lo tanto, se debe trabajar en priorizar la investigación de Lavado de Dinero; asignar recursos adicionales y fortalecer la investigación financiera y la coordinación interna dentro de las unidades fiscales, a nivel federal y estatal. Aquí también la Fiscalía General de la República y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público deben aumentar el nivel de especialización de sus unidades, particularmente en aquellas que abordan el Lavado de Dinero y la Corrupción en integrar el decomiso como objetivo y dentro de las políticas de Lavado de Dinero nacionales.
También es necesario revisar los recursos aplicados a la supervisión de Lavado de Dinero, en virtud de los perfiles de riesgo que emergen de los modelos desarrollados por los supervisores. Llevar a cabo una revisión de las penas financieras, para que sean efectivas, proporcionadas y disuasivas, especialmente en relación con las Instituciones Financieras más grandes y sobre todo garantizar que las Actividades Vulnerables estén sujetas a inspecciones de cumplimiento sustanciales por medio de las autoridades competentes.
En conclusión, el presente que vivimos exige retos que, de ser abordados, serán garantes de una legislación eficaz que abarque todos los temas que influyen en nuestra cotidianidad.
Los retos del marketing digital se basarán en que su transformación tome en cuenta profundizar más en temas como el comportamiento de un usuario para poder invertir más en tecnología que optimice esas experiencias, así como aprovechar la irrupción que ha tenido temas como la inteligencia artificial en este aspecto, a medida que ésta se está convirtiendo en la tecnología emergente más importante de todos los tiempos, la combinación entre voz e inteligencia artificial (IA) abre nuevas fronteras para el mundo del marketing.
Asimismo, los retos que suponen los intangibles, van concatenados a su gestión, el manejo de temas como lo son la ciberseguridad, en el desarrollo de nuevos entornos tecnológicos que permita a las entidades financieras trabajar continuamente en su transparencia y generación de confianza a través de sus distintos planes estratégicos de posicionamiento, gobernanza corporativa y sostenibilidad. En todo caso, de sufrir un evento inesperado, deben fortalecer su transparencia, asumir cambios y demostrar absoluta seguridad esto representa un componente social que ayuda a formar y tomar las decisiones económicas adecuadas para los ciudadanos que gestionarán los activos del futuro.
Consideramos importante que la próxima Evaluación Nacional de Riesgos que realice el Gobierno de México en materia de Prevención de Lavado de Activos, se realicen estudios en materia de actividades vulnerables no financieras y se considere el impacto que tienen las empresas de marketing dentro de los esquemas de simulación de operaciones y/o lavado de activos, especialmente en temas digitales, ya que tradicionalmente al tratarse de activos intangibles se utilizan mucho estos conceptos para simular operaciones.
Por último, determinando entonces cuales serían los retos que supone próximamente la Prevención de Lavado de Dinero, hay que tener en cuenta el perfeccionar y profundizar la regulación de las figuras presentes en desarrollo tecnológico que incluyan actividades financieras, esto puede ser impulsado a través de una evaluación profunda que determine no sólo el crecimiento y la evolución de las operaciones de lavado de capitales, en sus tres modalidades: narcotráfico, evasión fiscal y corrupción, sino también sus posibles soluciones de la mano de las mismas herramientas que surgen de la digitalización y del avance diario de las nuevas tecnologías.
[1] Ídem
[2] Investigador de la Dirección de Desarrollo Regional del CESOP. Correo electrónico: jesus.gonzalez@congreso.gob.mx
[1] Consejo Mexicano de Normas de Información Financiera, A.C. (2017). Normas de Información Financiera. Recuperado de https://2019.vlex.com/#WW/vid/665342381
[1] Villoro Toranzo M., Introducción al estudio del derecho, México, Porrúa, 1987, p.127.
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